martes, 24 de abril de 2012

EL FRANQUISMO SE DIVIDE EN DOS UNIDADES. AHI VA LA PRIMERA


" DE LA AUTARQUÍA A LA APERTURA ECONÓMICA: 1939- 1959."

La victoria en la Guerra Civil y la cruel represión, permitieron a Franco el  establecimiento de una dictadura de casi cuatro décadas de vigencia. Precisamente, la larga duración del sistema hace muy difícil una definición única de tan amplio período. Juan Pablo Fusi opina, que el rasgo más característico es que se confunde la historia delrégimen con la del dictador. Dictador que por cierto, tuvo una visión mesiánica de su 
misión, de la que sólo debía responder ante Dios y la Historia. De hecho, hasta sumuerte en 1975, Francisco Franco siguió siendo, como lo proclamaban sus monedas,“de España por la Gracia de Dios”.


Franco era un soldado de pocas y maniqueas ideas. Para él, los súbditos bien gobernados obedecen y si no lo hacen, deben sufrir las consecuencias. Rechazaba la herencia liberal del XIX, pues fueron los políticos los que hundieron a España en Cuba en 1898 y los que la colocaron al borde del abismo en 1936, como se aprecia en la película de la que fue guionista “Raza”.

Aunque pretendía ser un líder carismático, notenía la personalidad de un Hitler ni de un Mussolini, pues su pomposa y ridícula retórica se transmitía con una voz chillona. Nunca permitió que se olvidara la guerra civil, impidiendo cualquier reconciliación, además, siempre se vio acechado por la paranoia de que la España mártir, estaba rodeada por una conspiración de comunistas, judíos y masones, la anti-España.

La situación económica de España al terminar la Guerra civil (1936-39) era desastrosa. Las consecuencias de la Guerra fueron muy negativas desde el punto de vista demográfico por las pérdidas humanas ( más de 500.000 muertos y unos 300.000 exiliados), lo que supuso una disminución notable de la población activa, especialmente la de trabajadores especializados.. También se habían visto destruidas por los bombardeos muchos edificios y la red de transporte, pero los daños materiales no habían sido muy graves en las instalaciones industriales y agrarias.
Las destrucciones materiales se vieron agravadas por la equivocada politica económica de las autoridades franquistas. Siguiendo modelos de los regímenes totalitarios (fascismo y nazismo), afines ideológicamente, y debido al aislamiento internacional. Este aislamiento internacional de España en 1945, al finalizar la guerra mundial, era debido a las estrechas conexiones del régimen con los totalitarismos vencidos ( Italia y Alemania ) que le habían ayudado en la Guerra Civil. Hecho confirmado con los acuerdos de Yalta (1945) y reafirmado en la conferencia Fundacional de la ONU (San Francisco, 1945) donde las potencias vencedoras deciden el boicot a Franco, impidiéndole su integración en la organización. 

De esta forma se inicia la autarquía económica .Se trataba de una politica que pretendía que el país fuera autosuficiente económicamente, sin necesidad de depender del exterior a fin de mantener una hipotética independencia nacional respecto a paises extranjeros.
Esta politica autárquica se caracterizaba por una fuerte intervención del Estado en la vida económica, que controlaba la producción, el consumo, los precios, los salarios, el comercio y la inversión mediante leyes. Por ello se reglamentó el comercio con el exterior, se redujeron las importaciones al mínimo imprescindible; que a su vez se basaban en cereales, materias primas, como el algodón y el caucho, peetróleo y maquinaria. Las exportaciones se reducían a cítricos y wolframio, durante la guerra mundial, pero suponían importantes divisas. Se limitaron las inversiones extranjeras al 25% del capital de las empresas y se favoreció con subvenciones y ventajas fiscales a las industrias españolas a fin de que aprovisionaran el mercado con productos exclusivamente nacionales.
En agricultura el gobierno organizó la producción y distribución de cereales, creando el Servicio Nacional del Trigo, que establecía cupos de producción y fijaba los precios arbitrariamente. Pero la producción era insuficiente ( los rendimientos agrícolas eran inferiores a los de los años treinta). El gobierno culpó de la situación a las destrucciones de la guerra y a la "pertinaz sequía", pero más bien se debía a la incapacidad del propio régimen de producir maquinaria y abonos y a su pésima gestión burocrática. Por otra parte, la situación de los campesinos seguía siendo mala, ya que el franquismo paralizó las medidas de reforma agraria iniciadas durante la Segunda República.

Para asegurar el aprovisionamiento de los productos de primera necesidad a toda la población y evitar el hambre, el gobierno impuso el racionamiento de los mismos, a través de cartillas individuales.

El racionamiento fue impuesto en 1939 como una medida temporal, pero duró hasta 1952. Se establecieron cartillas familiares, más tarde sustituídas por individuales, mediante las que el gobierno fijaba la cantidad de alimentos que se podían comer a la semana. Por ejemplo: 100 g de carne los hombres, el 80% de esta ración las mujeres y los mayores de 60 años, y un 50% los menores de 15 años. Los productores estaban obligados a vender a precio fijo la totalidad de la producción al Estado, que a su vez vendía a los consumidores a un precio tasado. Pero el racionamiento y los precios fijos dieron lugar a la aparición del mercado negro o estraperlo, al margen de la ley, que acaparaba los productos ya que sus precios eran muy superiores a los oficiales ( el doble o el triple). El Estado franquista nacionalizó los ferrocarriles españoles en 1941 con RENFE. El mismo año creó el Instituto Nacional de Industria (INI) para impulsar la rápida industrialización del país, debido a la insuficiencia del capital privado. El INI era un holding estatal impulsado por el ingeniero José Antonio Suances, amigo personal de Franco, siguiendo el modelo del IRI de Mussolini. Se crearon numerosas empresas públicas en sectores estratégicos como el energético ( ENDESA, REPESA), siderurgia (ENSIDESA), construcción naval (BAZÁN, Astilleros de Cádiz), transporte (PEGASO, SEAT, CASA, ENASA), refinerías (Puertollano), comunicaciones (IBERIA, AVIACO) y otras muchas industrias químicas, farmaceúticas, de metal, etc. Estas empresas recibían una constante ayuda estatal, lo que generó enorme gasto público.
Sin embargo, la economía estaba estancada. La producción industrial era inferior a los niveles de 1935. Los productos eran además poco competitivos y de mala calidad, debido a escasez de capitales y tecnología. El INI cubría las deficiencias del sector industrial, haciéndose cargo de negocios poco rentables. Se desaprovechó con esta política autárquica e intervencionista la favorable coyuntura económica que vivía Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
Debido a que los impuestos directos eran inexistentes y a la falta de divisas, el Estado financiaba este enorme gasto público con la emisión de Deuda Pública, adquirida por los bancos de forma obligatoria, lo que originó una inflación o subida de precios.
Pero mientras los precios no dejaban de subir, los salarios permanecieron muy bajos, debido a la represión del movimiento obrero por el régimen, lo que originó una renta per cápita muy débil, inferior a la de los años treinta, y mal distribuida.
La politica autárquica del régimen fue un rotundo fracaso: no satisfacía las necesidades básicas de la población, derrochaba recursos y sólo beneficiaba a una minoría ( latifundistas, alta burguesía industrial y financiera) que amasaba enormes fortunas a costa de la miseria y el hambre de la mayoría durante estos años de posguerra.

En referéndum de 1947 se aprueba la Ley de Sucesión de Jefatura del Estado. esta crea el Consejo de Regencia y el Reino y define a España como un reino sin rey, ya que considera a Franco Jefe del Estado hasta su incapacidad o fallecimiento.
En ese mismo año la situación internacional cambió al salir España de su aislamiento gracias al acercamiento con Estados Unidos. En 1953 se firman acuerdos con este país, que va a conceder ayuda económica, créditos y armamento. En ese año,Estados Unidos se acercó a España como aliada en la "guerra fria" frente a la Unión Soviética. El franquismo se presentaba como feroz anticomunista. Poco a poco se rompió el aislamiento del régimen, y España se fue incorporando a los organismos internacionales. En 1953 se firman acuerdos que permiten la instalación de bases americanas en España a cambio de ayudas económicas y de armamento, reafirmada colaboración con la visita a España en el año 1959 del presidente norteamericano Eisenhower.

Además un nuevo responsable en asuntos exteriores Castiella, prosigue el acercamiento con el bloque capitalista, esencialmente con la comunidad económica Europea, que le niega la entrada pero no tratos comerciales.
Esta circunstancia, junto al agotamiento de la autarquía y al descontento social (huelgas en Cataluña, Madrid, Asturias y Pais Vasco,) impulsan en los años cincuenta una cierta liberalización económica, con el fin del racionamiento, control de la inflación y tímidas reformas en la agricultura (Concentración Parcelaria, de 1952).
Pero la economía seguía estancada y las protestas sociales arreciaban contra la subida del coste de la vida. Por eso Franco aceptó un cambio en la política económica impulsado por los tecnócratas, ligados al Opus Dei, como Ullastres y Navarro Rubio que condujo al Plan de Estabilización de 1959 que liberalizó la economía para atraer capital extranjero, devaluando la peseta. Se da paso asi al desarrollo económico de los años sesenta.


domingo, 8 de abril de 2012

1937, LA OFENSIVA NACIONAL.

Coincidiendo con la batalla de Madrid, tienen lugar distintas operaciones como la toma de Málaga. En la primavera de 1937, los regimientos al mando de Mola (que moriría poco más tarde) ocupan Vizcaya, operación en la que se inserta el trágico bombardeo de la Legión Cóndor germana sobre Guernica. Ya en verano, los "nacionales" se apoderarán de Cantabria y Asturias, con lo que el frente del Norte desaparece. En un intento por evitar esto, los republicanos lanzaron ofensivas de distracción en las batallas de Brunete y Belchite, operaciones que no supusieron un avance importante.
1937 es un año muy difícil para la República, sobre todo por los enfrentamientos
intestinos. Los comunistas ganan peso gracias al apoyo de la URSS y tratan de
imponerse, incluso con métodos violentos, a los anarquistas. Estas luchas internas provocan la dimisión de Largo Caballero y su sustitución por el también socialista doctor Negrín, muy próximo a los comunistas. El panorama económico se ennegrece por momentos, desciende la productividad, suben los precios, la escasez provoca el racionamiento y no se consiguen nuevos aliados. Solamente la intelectualidad internacional apoya la causa republicana, celebrándose en Valencia un Congreso Internacional de Escritores, donde participan figuras como el premio Nóbel mexicano Octavio Paz.

En la zona fascista, por el Decreto de Unificación, Falange Española y los Requetés se fusionaban bajo la jefatura absoluta del Generalísimo, en Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Así se constituía el partido único, llamado más adelante Movimiento Nacional, que imitaba formaciones similares de los regímenes totalitarios europeos. Además su causa va ganando apoyos, pues la Iglesia la considera una Cruzada por la religión y contra el ateísmo y el gobierno británico admite a su embajador, el duque de Alba, presionado por Berlín y Roma.

1938, EL FRACASO DE LA RESISTENCIA GUBERNAMENTAL.

En 1938 las tropas de Franco realizan un espectacular avance, que comienza con la recuperación de Teruel y continúa adentrándose en Cataluña y Levante. El
desmoronamiento de las tropas fieles a la República permite, primero, la toma de Lérida y el 15 de abril la llegada a Vinaroz (Castellón) en el valle del Ebro, que dejaba dividida en dos a la España republicana. Tras esto ocupa Castellón, pero es frenado en la batalla de Valencia, que opone una resistencia similar a la que había ofrecido Madrid, coordinada también por el general Miaja. Rojo prepara una operación para socorrer a los valencianos, la batalla del Ebro, el llamado “Verdún español”, entre junio y noviembre. Será el episodio más sangriento de la Guerra Civil, lo que obliga a Franco a concentrar sus efectivos en esta zona.
Tras abandonar el gobierno un líder socialista carismático como era Indalecio Prieto, Negrín se ve obligado a incluir de nuevo en el gabinete a los anarcosindicalistas.
Además intenta negociar la ansiada paz con los célebres “Trece Puntos de Negrín”, algo rechazado por Franco. Ese espíritu también era compartido por el presidente Azaña, que pronuncia el discurso de “Paz, Piedad y Perdón”. Por si fuera poco, problemas como el racionamiento, la inflación y la escasez no hacían más que crecer. Además, la situación internacional evoluciona en contra de los intereses republicanos, pues las democracias cedían ante Hitler en los Acuerdos de Munich su ocupación de Checoslovaquia y Francia cerraba sus fronteras.
En el bando franquista, el caudillo refuerza su autoritarismo con leyes de la
administración y otras como el Fuero del Trabajo, donde imitando a Mussolini creaba un corporativismo materializado en el sindicato único vertical. A su vez, se instala la censura y se derogan leyes republicanas como las de Confesiones y Congregaciones Religiosas, Matrimonio Civil, Divorcio o el Estatuto Catalán. La concesión de nuevos privilegios a la Iglesia le vale el reconocimiento del Vaticano y aunque la situación económica es mala, los Acuerdos de Munich consolidan a los rebeldes.

1939, EL FIN DE LA GUERRA.

Tras el fracaso de la ofensiva de Rojo en el Ebro, la República llega a una situación comprometida, pues a las críticas a la política de resistencia y a los problemas económicos, se añade la carencia de armamento y la desfavorable situación internacional. El ataque de los "nacionales" sobre Cataluña se inicia a finales de 1938.
Tras caer Tarragona, el objetivo es Barcelona, conquistada sin apenas lucha en enero. El ejército republicano se retira, pasando la mayoría a suelo francés, al igual que interminables caravanas de población civil, que es ametrallada desde los aviones franquistas. A mediados de febrero, toda Cataluña estaba ocupada, poco después de que Menorca también se rindiera.
Negrín prosiguió su política de resistencia a ultranza con la esperanza de un pronto estallido del conflicto europeo, pero numerosas autoridades republicanas abandonan y se exilian. En la noche del 5 al 6 de marzo se produce en Madrid un golpe de Estado por parte de los partidarios de negociar una paz honrosa, comandado por el coronel Casado, al que respaldan Miaja, los socialistas de Besteiro y los anarcosindicalistas de Cipriano Mera. Mientras Negrín y sus ministros parten al exilio, toma el poder un Consejo
Nacional de Defensa que consolida su situación en Madrid gracias a las represalias contra los comunistas. Con un Estado republicano descompuesto, Franco espera su hundimiento sin iniciar nuevas hostilidades. Finalmente, el Consejo aceptará la rendición en marzo, a cambio de un trato justo y humano a los vencidos, algo nunca
cumplido por los rebeldes. Tras esto se rompen los últimos frentes de Andalucía, La Mancha y Levante. El 1 de abril, ocupada toda la zona centro, el Generalísimo firma en Burgos el último parte de guerra. "En el día de hoy desarmado y cautivo el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. Españoles, la guerra ha terminado".


CONCLUSIÓN.

Ahogada en sangre terminaba la experiencia de profunda renovación política, social, económica y cultural que supuso la II República. Tuvo la desdicha de que una serie de factores históricos generales coadyuvaran a su brevedad, especialmente la depresión económica de 1929, cuyos efectos se hicieron especialmente sensibles en España (en vísperas de la guerra llegaba a los 700.000 parados). Esto favoreció el crecimiento sindical, tanto de la UGT como de la CNT, que se acercaron al millón de afiliados reclamando transformaciones socioeconómicas y en el caso de los anarquistas, hostigando al régimen republicano continuamente. El trágico desenlace de la II República se explica también por la coyuntura política internacional, marcada por la agresividad de unas potencias totalitarias que apoyando a los derechistas españoles,
protagonizaron en España uno de los virajes hacia la II Guerra Mundial de los que hablara Jesús Pabón. Y eso a pesar de la propuesta anglo-francesa del Comité de No Intervención, según la cual las potencias europeas se mantenían al margen del avispero español.
La sociedad se polarizaba en torno a las doctrinas fascistas y católicas unos, y las obreras, con sus vertientes anarquista y marxista otros, lo que conducía a una tercera España en opinión de Enrique Moradiellos, la que se encontraba entre ambas tendencias, a aquel cruel clímax. Y es que la intolerancia desembocaría en una guerra cruel, cuyas heridas aún no han sido totalmente curadas. La guerra comportaría miseria y muerte para miles de personas de uno y otro bando ocasionada tanto por bajas directas en el combate como por las consecuencias de paralización del funcionamiento normal de un pais. Entre estos factores hemos de hablar de la falta de productos de primera necesidad como el pan , el trigo, la carne y el carbón, que conllevaría el racionamiento y desembocaría en factores de riesgo para la salud como la desnutrición. Tenemos que hablar también de la reducción de la producción industrial, tanto por la movilización militarista masculina como por la primacía de desarrollo de la producción de armamento y avituallamiento militar. No podemos olvidarnos de las perdidas materiales e infraestruccturaes que ocasionaron las escuadras aéreas, testimonio gráfico recogido en el Guernica de Picasso.
Para finalizar hablaremos de las tristes cifras de fallecidos. Para hacernos una idea,
el franquista Salas Larrazábal calcula unos 50.000 ejecutados en cada bando, mientras que Gabriel Jackson estima unas 150.000 personas ejecutadas sólo por los rebeldes, incluyendo la posterior represión. Hugh Thomas y el mismo Jackson, para el conjunto oscilan entre los 550.000 y 600.000 muertos. En total, Pérez Ledesma, considera que el país perdió un millón de personas, entre muertos, cautivos y quienes debieron probar el amargo pan del exilio. Además España quedó arruinada, cayó el nivel de vida, se suprimieron las más importantes reformas sociales republicanas y se implantó la
dictadura. En el plano internacional, la guerra civil supuso un ensayo de lo que sería la
II Guerra Mundial y una demostración de fuerza por parte de los fascistas. A los
vencidos se les persiguió con leyes como la de Responsabilidades Políticas,
encarcelamientos masivos, ejecuciones, campos de trabajos forzados, se rapiñaron sus bienes, se les expulsó de cualquier trabajo público… Como plasmó Fernando Fernán Gómez en “Las bicicletas son para el verano”, tras la guerra no vino la paz, sino la victoria.